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Monday, July 03, 2006

D&D 2006 - El renacer de los hîrkengül

En Amrid, la tarde transcurre, como es usual, en medio de una gran paz, los campesinos en sus campos cosechan el trigo mientras sus esposas preparan una suculenta cena. Fajrid, el herrero, como era su costumbre por las tardes, jugaba a las espadas con sus jóvenes hijos, que tenían el sueño de salir un día del pueblo en busca de fama y fortuna. Las oraciones se escuchaban en el templo con una fuerza inusual. Mientras que en el edificio mas alto del pueblo, el buen Hamid observaba las estrellas; su aprendiz veía en el una preocupación a la que no estaba acostumbrado, su apacible rostro ahora se veía compungido, como si supiese que algo perverso estuviese por ocurrir y su aprendiz sabia que si algo así fuese a pasar Hamid sería el primero en el pueblo en enterarse.

Al caer la tarde cuando los campesinos volvían a sus casas y los jovenes del pueblo se reunían en la plaza a tomar un poco de aguamiel con sus amigos, se oyó un fuerte estruendo, solo algunos pocos lograron ver, con asombro, como un rayo salía desde la casa de Hamid. Este estruendo fue seguido por gritos que poco se asemejaban a un sonido humano.

Aramil, el alcalde, salio corriendo de la alcaldía acompañado del jefe de la guardia del pueblo, a ver que ocurría. Fajrid también abandono su juego, mas no su espada y junto con sus hijos corrió a la plaza a ver que ocurría. Fajrid tenia una apariencia ruda, su mirada era profunda y penetrante, algunos decía que podía matar con la fuerza de su mirada, y otros que lo habían visto ahuyentar bestias salvajes con solo mirarlos fijamente. Sin embargo su sonrisa era sincera y amigable, suavizando la dura expresión de su rostro. Los que lo conocen desde antes de su aventura dicen que su mirada cambio al volver del oriente, lugar al que partió en busca de fama y fortuna.

Tanabur, el maestro sacerdote, también apareció en la escena con su pulcra túnica verde y, extrañamente, su medallón se dejaba ver; su rostro no transmitía la paz que ofrecía cuando conversaba con los fieles de su iglesia, más bien hacia recordar a un león antes de lanzarse sobre su presa.

De pronto un estallido encendió la noche, esta vez la luz no provenía de la torre de Hamid, sino de en medio del bosque; un corcel blanco irrumpió en la plaza. Aramil desapareció en medio de la noche, Fajrid levanto su espada y de pronto una brillante armadura cubrió su piel, Tanabur grito a todos que se alejaran de la plaza y lanzo una bendición. Plajanov, el viejo Bardo que atendía el bar salio con su arco en una mano y una botella de vino en la otra.

El corcel era cabalgado por una elfa, cuya belleza era indescriptible, por lo menos para este humilde bardo, que al entrar en la plaza cayo derribada pues una flecha perforo la pierna de su noble montura.

Más atrás apareció un hombre cubierto por una negra armadura, seguido por un grupo de criaturas horribles, Plajanov lanzo la botella de vino al suelo mientras de sus manos salían pequeñas esferas rojas que se abalanzaron contra las criaturas, Aramil apareció de pronto tras el sujeto de armadura negra con un puñal que brillaba como el fuego y Fajrid se lanzo a la carrera con su espada en alto contra este hombre, que dijo una palabra...